Introducción
Como señalaba Holland, hace mas de 35 años1, la vida nació en el seno de los mares primitivos, y la individualidad se consiguió internalizando el océano. Los líquidos orgánicos, el "medio interno", de Claud Bernard, reproducía el medio ambiente. Cuando la vida dejó el agua de los mares y se internó en la tierra los seres vivos para evitar la desecación, tuvieron que defenderse mediante gruesas envoltura quitinosas (ricas en calcio), como la de los quelonios o los reptiles. El perfeccionamiento de los mecanismos "homeostáticos", mediante sistemas de canales iónicos y sistemas de bombeo que, con consumo de energía, permitían mantener concentraciones distintas a un lado y otro de la membrana, posibilitó independizarse de las variaciones que a lo largo de los siglos se producían en el medio ambiente, como ocurrió con el calcio. Finalmente, para levantarse sobre la corteza terrestre, permitiendo correr o volar sobre ella, como los mamíferos o las aves, se necesitó un endoesqueleto que mantuviera la forma constante, y al mismo tiempo, sirviera de anclaje para los tendones de los músculos. En todo lo expuesto el calcio ha jugado un papel un papel fundamental.
a) En primer lugar, en lo referente al "medio interno", los iónes cálcicos son esenciales para una amplia variedad de funciones biológicas que incluyen procesos extracelulares vitales, como la formación del hueso, ser cofactor de los factores II, VII, IX y X de la coagulación, e intervenir en la adhesión intercelular. Igualmente, procesos fundamentales intracelulares, como son la regulación del crecimiento y división celular, el acoplamiento hormonarespuesta, acoplamiento del estímulo eléctrico-respuesta en la contracción muscular, y en la liberación de neurotrasmisores. Por ello, los organismos terrestres de vida libre deben mantener la concentración del pool extracelular de calcio "casi-constante", con mínimas variaciones, en la especie humana alrededor de la media, los 10 mg/dL (2,5 mM/L). En el hombre un 40% del Ca plasmático está unido a proteínas, fundamentalmente a la albúmina (el 80-90% del ligado), y el 60% restante es ultrafiltrable, (por ello la disminución de 1 g/dL en la concentración de albúmina disminuye 1 mg/dL, el calcio sérico total). De este 60% del calcio ultrafiltrable, un 46% está ionizado, difusible, (4,8 mg/dL) y el 14% restante forma complejos con el fosfato o el citrato. El calcio ionizado (Ca2+) es el elemento biológicamente activo y está en equilibrio con el Ca unido a proteínas, unión que varía con la concentración de hidrogeniones: la variación de 0,1 unidad en el pH supone un cambio del 10% en el Ca ionizado. La acidosis la eleva y la alcalosis lo disminuye.
De forma sintética, el Ca se absorbe en el intestino y se elimina por el riñón Lo cual supone que ambas magnitudes son equivalentes. Para mantener esta homeostasis existen diferentes y sutiles mecanismos cibernéticos, el conocimiento de alguno de los cuales es de reciente adquisición.
b) Por otra parte, el endoesqueleto de los mamíferos o las aves, está, en su casi totalidad, formado por sales fosfato-cálcicas, (cristales de hidroxiapatita y fosfato octacálcico, junto a complejos amorfos, como el fosfato cálcico, carbonato cálcico, etc). En contra de lo que cabría suponer el hueso es un órgano dinámico, capaz de un rápido turn-over, y con un constante modelado y remodelado. El hueso representa un gran reservorio de Ca, (y de P y Mg), en continuo equilibrio con el pool extra-celular de Ca, actuando de voluminoso tampón. Los procesos que afectan a este órgano y a la mineralización, constituyen las "enfermedades metabólicas óseas". De los 1.000 g de Ca que aproximadamente tiene un adulto el 99% está en el hueso y solo el 1% (unos 10 g), en los fluidos orgánicos. Esta proporción es la misma en todas las edades, pero, obviamente, son distintos el contenidos total de Ca y la mineralización del hueso, (en el lactante unos 400 mEq /kg peso corporal frente a los 950 mEq/Kg del adulto).
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